martes, 29 de marzo de 2011

Marcas blancas... ¿si o no?

Nos encontramos con un mercado que combate en precios y costes en productos básicos y seguirá la misma tendencia mientras la situación económica española sea así de adversa.

Las empresas necesitan tener clientes fieles. Sólo en ese caso tendrán justificado el ser más caro que la competencia y sus clientes serán más inelásticos al precio de sus productos. Si tienen un vínculo emocional a la marca seguirán comprándola, aunque ello les suponga un gran esfuerzo difícil de asimilar en épocas de crisis. Necesitamos, como empresas, tener clientes fieles que nos sigan y nos quieran consumir más allá de situaciones económicas adversas y problemas puntuales que podamos tener.

La marca debe ser capaz de transmitir emociones que el cliente quiera aceptar. La acumulación de estímulos publicitarios hoy en día es muy alta y esto provoca que nos cerremos en banda a escuchar lo que la publicidad de hoy en día nos cuenta. Si no la queremos oir nos basta con comprar la marca que nos recomiendan nuestros amigos o familiares o acudir a foros de Internet para hacernos una idea.

Cuanto más paro hay más marca blanca consumimos porque pensamos que, en productos básicos como pueda vender Mercadona, existen muchos commodities fácilmente sustituibles y nos satisfacen igual de bien la necesidad que otros productos más caros (con marca). Este aspecto es un arma de doble filo, porque cuanto más marcas blancas consumamos, menos I+D+i invertiremos. Empresas punteras dejarán de invertir en Investigación para poder ser competitivas con las marcas blancas y al final pueden llegar incluso a desaparecer.

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